Cómo organizar el tiempo de pantalla de tus hijos

Vivimos en un mundo donde las pantallas —televisores, tabletas, celulares, consolas de videojuegos y computadoras— están presentes en casi todos los hogares. Para muchos niños, el contacto con la tecnología comienza antes incluso de aprender a hablar. Aunque estas herramientas pueden ofrecer experiencias educativas y de entretenimiento, también conllevan riesgos si no se usan con límites y supervisión adecuada.

Como madres, padres o cuidadores, es nuestra responsabilidad establecer hábitos saludables en el uso de la tecnología, enseñando a los niños a relacionarse con las pantallas de forma consciente, equilibrada y responsable.

En este artículo, aprenderás por qué es importante regular el tiempo de pantalla, qué dicen los expertos, cómo establecer rutinas equilibradas y qué alternativas puedes ofrecer para que tus hijos disfruten de su tiempo libre sin depender exclusivamente de lo digital.

¿Qué es el “tiempo de pantalla”?

El “tiempo de pantalla” se refiere a la cantidad de tiempo que una persona pasa frente a dispositivos con pantallas electrónicas. Esto incluye:

  • Televisión

  • Teléfonos móviles

  • Tabletas

  • Computadoras

  • Consolas de videojuegos

  • Dispositivos de lectura electrónica

Aunque algunas actividades con pantallas pueden ser productivas (como leer, aprender o crear), muchas veces se utilizan de manera pasiva: ver videos, jugar sin límites o simplemente “pasar el tiempo”.

¿Por qué es importante limitar el tiempo frente a las pantallas?

El uso excesivo e inadecuado de pantallas puede afectar negativamente varios aspectos del desarrollo infantil. Entre los riesgos más comunes se encuentran:

  • Problemas de sueño: la luz azul de las pantallas altera el ritmo circadiano.

  • Sedentarismo: favorece la inactividad física, lo que contribuye al sobrepeso.

  • Déficit de atención: el contenido digital rápido puede afectar la concentración.

  • Irritabilidad o adicción: algunos niños se alteran si no pueden usar pantallas.

  • Disminución del tiempo de juego activo o de interacción familiar.

  • Dificultades sociales: menos tiempo para practicar habilidades cara a cara.

La buena noticia es que las pantallas no son malas en sí mismas, pero es clave establecer un equilibrio y un uso consciente.

¿Cuánto tiempo de pantalla es recomendable según la edad?

La Academia Americana de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrecen las siguientes recomendaciones:

  • Menores de 2 años: evitar todo tipo de pantallas, excepto videollamadas con familiares.

  • 2 a 5 años: máximo 1 hora al día de contenido de calidad, con supervisión.

  • 6 a 12 años: no más de 1 a 2 horas diarias, con enfoque en el contenido educativo.

  • Mayores de 12 años: uso responsable y equilibrado, sin interferir con el sueño, las comidas, la actividad física o la escuela.

Importante: más allá de la cantidad de tiempo, lo que realmente importa es la calidad del contenido, el contexto en el que se usa y la participación del adulto.

¿Qué entendemos por “uso saludable de pantallas”?

Un uso saludable no depende solo de los minutos frente a la pantalla. También incluye:

  • Contenido adecuado: educativo, respetuoso, sin violencia ni publicidad engañosa.

  • Interacción activa: usar la pantalla para crear, aprender o jugar juntos.

  • Acompañamiento adulto: estar presentes para responder dudas, conversar y orientar.

  • Diversificación: alternar con juegos físicos, lectura, arte, conversación y aire libre.

¿Cómo establecer límites sanos en el uso de pantallas?

Aquí tienes estrategias prácticas que puedes implementar desde hoy:

1. Define reglas claras y coherentes

Establece normas específicas y asegúrate de que todos en la casa las conozcan. Por ejemplo:

  • No usar pantallas durante las comidas.

  • No mirar televisión antes de dormir.

  • Juegos digitales solo después de hacer tareas.

  • Uso limitado a ciertos horarios del día.

Puedes redactar un “contrato familiar de pantallas” y pegarlo en un lugar visible.

2. Establece rutinas con horarios

El exceso de pantallas suele aparecer cuando no hay una rutina organizada. Establece horarios fijos para:

  • Estudio o deberes escolares

  • Tiempo libre activo

  • Lectura o juegos creativos

  • Uso de pantallas (por ejemplo, 1 hora por la tarde)

Si el niño ya sabe leer la hora, puede usar un reloj o cronómetro visual. Para los más pequeños, puedes usar temporizadores con sonidos suaves.

3. Prioriza el contenido de calidad

No todo lo que hay en internet o televisión es apropiado para los niños. Asegúrate de que los programas, aplicaciones o juegos:

  • Sean adecuados para su edad.

  • Tengan un propósito educativo o creativo.

  • Estén libres de publicidad invasiva.

  • Estimulen la participación activa.

Puedes consultar plataformas como Common Sense Media para elegir contenido recomendado.

4. Usa controles parentales y herramientas tecnológicas

Muchos dispositivos y aplicaciones ofrecen controles para limitar el uso, bloquear contenido o establecer horarios. Aprovecha estas funciones para proteger y guiar.

Ejemplos:

  • Configurar “modo niños” en YouTube.

  • Activar filtros de contenido en Netflix, Disney+ o tabletas.

  • Usar apps como Family Link de Google.

Atención: estas herramientas no sustituyen la presencia y guía del adulto, solo la complementan.

5. Da el ejemplo

Los niños aprenden observando. Si ven a sus padres siempre con el celular en la mano, ellos querrán hacer lo mismo. Intenta:

  • Guardar el teléfono durante las comidas.

  • No revisar el móvil mientras juegas o hablas con ellos.

  • Mostrar que tú también disfrutas de otras actividades sin pantallas.

Alternativas para reemplazar el exceso de pantallas

No se trata de “prohibir” las pantallas, sino de ofrecer opciones atractivas y variadas. Algunas ideas:

Actividades físicas:

  • Salir al parque o caminar.

  • Jugar a la pelota, saltar la cuerda, andar en bicicleta.

  • Bailar al ritmo de música.

  • Juegos de persecución o escondidas en casa.

Juegos creativos:

  • Dibujar, pintar, recortar y pegar.

  • Construir con bloques o piezas.

  • Jugar con muñecos, títeres o escenarios imaginarios.

  • Hacer manualidades con material reciclado.

Actividades en familia:

  • Cocinar juntos recetas sencillas.

  • Leer cuentos en voz alta.

  • Jugar a juegos de mesa.

  • Contar historias o recuerdos.

Momentos de calma:

  • Armar rompecabezas.

  • Escuchar audiocuentos o música relajante.

  • Meditar o hacer respiraciones profundas.

¿Qué hacer si tu hijo se enoja al limitar las pantallas?

Es esperable que un niño se frustre al recibir un límite, sobre todo si antes no lo tenía. Algunas recomendaciones para manejar esta transición:

  • Anticipa el cambio: “En 10 minutos apagamos la tablet.”

  • Usa un reloj visual o temporizador.

  • Valida sus emociones: “Sé que te gusta este juego, pero es hora de dejarlo.”

  • Permanece firme pero amoroso. No cedas ante llantos o berrinches.

  • Ofrece una alternativa atractiva: “Después podemos hacer una torre de bloques.”

Con el tiempo, si eres constante, el niño se adaptará.

Recomendaciones según la edad

0 a 2 años:

  • Nada de pantallas, excepto videollamadas con familiares.

  • Estimular el juego libre, el lenguaje y el movimiento.

  • Leer cuentos, cantar, mirar rostros y objetos reales.

2 a 5 años:

  • Máximo 1 hora al día.

  • Siempre acompañados por un adulto.

  • Privilegiar contenido educativo y activo.

  • Priorizar el juego físico y la interacción humana.

6 a 12 años:

  • Establecer horarios claros y uso moderado.

  • Supervisar el contenido y las redes.

  • Equilibrar con deporte, lectura, juego libre y descanso.

  • Incluirlos en la creación de reglas.

Conclusión: enseñar a usar pantallas… para que no las necesiten todo el tiempo

La tecnología llegó para quedarse, y los niños de hoy necesitan aprender a usarla con criterio. Nuestro rol no es demonizarla, sino acompañar su uso responsable, desde el ejemplo, la presencia y el amor.

El equilibrio es posible. Con límites claros, alternativas creativas y tiempo de calidad, podemos lograr que nuestros hijos disfruten de las pantallas sin que se conviertan en su único refugio o entretenimiento.

Recuerda: no se trata de desconectarlos de la tecnología, sino de conectarlos más con la vida.

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